«He examinado todas las supersticiones conocidas del mundo, y no encuentro, en nuestra superstición particular del cristianismo, una característica redentora. Todas son similares, fundadas en fábulas y mitología. Millones de hombres inocentes, mujeres y niños, desde la introducción de la Cristiandad, han sido quemados, torturados, multados y encarcelados. ¿Cuál ha sido el efecto de esta coerción? Hacer me medio mundo unos tontos y de la otra mitad, hipócritas: para apoyar la picardía y el error por todas partes de la tierra.»
(Thomas Jefferson)